21.1.08

Picture yourself in a car on a city.

Hoy se me antojó sentir el día distinto, como de cambio, como de inflexión. Salí a la mañana en auto porque tenía que ir a pagar la luz. Me gusta la ciudad la segunda quincena de enero, es menos compartida, un poco más mía. Los que no están son dueños de sombrillas, heladeras térmicas y castillos de arena. Yo soy dueño de carriles libres, bancos de plaza y semáforos que titilan.
Encarar la cuidad en auto requiere indefectiblemente de buena música, puse Sgt. Pepper's "I read the news today oh boy…". Fui a pagar la luz al edificio de techo alto, un amigo me dijo que si llegás al edificio de techo alto quiere decir que algo estás haciendo mal, y tiene razón. Después de dos facturas que se pueden pagar en cajeros automáticos, Internet, Rapipago, Pago Fácil, Bancos, celular, teléfono, tarjeta de crédito, o todas las entidades que figuran al dorso, después de todo eso termino en la oficina comercial con un aviso de corte en la mano. Lo malo es que toda mi vida es así, siempre termino en el edificio de techo alto con el aviso de corte en la mano, me movilizo por ultimátum. Y así pierdo tantas cosas, tanto tiempo, tanta energía, que me doy pena y a la vez me da risa. Me río de mi complot contra mi mismo, me causa placer, gracia.
Disfruto con verme hundir, pero no soy el Titanic, no soy el Iceberg, soy el océano frío del norte en invierno. Soy arena, caracol, luminiscencia, médano, piedra, ameba. Soy inanimado, títere con cuerdas de miel de abeja, escenario de teatro abandonado en la segunda guerra, cine de barrio, director de arte de mis dominios internos.
Ya no quiero llegar a último momento y agarrar del piso lo que otros no vieron, de ahora en más voy a estar ahí debajo de la piñata, esperando con las manos abiertas, o mejor aún, va a ser mi cumpleaños y la piñata va a ser mi rehén y después mi víctima.
La onda verde es una prueba de la inteligencia humana en plena efervescencia, avanzo viento en cara, pelo al viento, viento al pelo, sombra de ramas en la pantalla plana de la realidad sobre el motor, millones de explosiones en miniatura, de impulsos eléctricos que recorren la corteza cerebral/terrestre con la velocidad que sólo puede alcanzar una idea nueva, una idea salida de la boca misma del subte de la inconciencia, vestida con un top blanco y buenas tetas, escuchando los Beatles en un iPod nano y haciendo la revolución contra el imperio Americano desde su refugio antiaéreo en Internet, a salvo de Google, a salvo de la intervención divina del dios binario.
Hoy se puede empezar otra vez, último día de plazo, hoy me puedo inscribir llenando el formulario y ser parte del sistema un rato, hablar en inglés mal pronunciado y dejarles los zapatitos con pasto a los reyes magos. Parece un sin sentido ordenado a manotazo de ahogado, pero es mucho más que eso, queda claro, es el comienzo, son los primeros pasos de algo nuevo, de algo que no se consigue ni en la góndola del supermercado ni en ningún otro sitio pago.

3 comentarios:

lexi dijo...

genial!!!

Ariel- dijo...

Muchas gracias lexi.
You are welcome.
The nada.

Anónimo dijo...

Yo te lo dije siempre. Respecto de tus letras. Pero no deja de sorprenderme que cada vez escribas mejor.
Realmente, inmejorable. Y sorprendente. La genialidad está bien afilada. Se acerca el momento de la gloria.