Café con leche con medialunas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR_OZGf2mKFamKzUL9dfuZxVQ7JFW9YQ_s6QxqGEpucqh-MgbR8lPeAtNm4iYHhYJ8O4_IFwlQOmfYQ2-MYQfno5PGcHizCIkQSCOIyf922fG4n5e367qMqQk5NkdarixZ8j-zbw/s1600/cafe+con+leche.jpg)
Ahora voy a bajar al barcito que está en frente a mi edificio para pedir un café con leche con medialunas. No importa si me despierto a las nueve de la mañana o a las tres de la tarde, siempre me dan ganas de medialunas sumergidas en café con leche. Dos sobrecitos de azúcar bien sacudidos y el huequito en el centro de la espuma para saber por donde entrar la cuchara.
Un café con leche sin espuma carece de magia, en cambio la espuma no sólo decora sino también entretiene. Conocí una vez a alguien que corría un poco de espuma para comprobar que ese fuera su café, le gustaba con mucha leche. Cada persona se relaciona con su café con leche como le da la gana, pero es cierto que existen varios patrones (nunca descubrí a nadie hacer algo realmente raro).
Cuando hablo de café con leche estoy dejando afuera a todos esos que se piden un cafecito (haciendo la seña o no), un cortado, lagrima, submarino, etc. Esos son otros mundos que ente momento no nos interesan, nosotros estamos hablando de otra cosa. A nosotros nos interesa una taza grande para inundar una medialuna como si fuéramos Tetis (madre de Aquiles) tomando la factura por su punto débil y a la vez más rico: la puntita. Si la puntita está quemada pierde su encanto, pero en cambio si está crocante y apenas tostada es perfecta.
Hay infinidad de tipos de medialunas, ninguna es igual a la otra: que más sequita, que más crocante, que más dulce, menos grasosa, más hojaldrada, blanda, durita, fresquita, vieja, seca, rica, fea, etc. A mi me gustan apenas crocantes, dulces, ni quemadas ni blanquitas y con mucha capacidad de absorción (hay algunas casi impermeables). Por supuesto que las de grasa también me gustan, pero un poco menos.
Casi podría afirmar que no encuentro otra factura tan sumergible como la medialuna. Y además es la compañera ineludible del café con leche. Esto nos lleva casi a que no hay mejor cosa para mojar en café con leche que una medialuna. Y también deriva en: no hay otra cosa mejor para empapar una medialuna que el café con leche.
Es raro porque café con leche ya son compañeros inseparables, como el queso y el dulce, la banana y el dulce de leche, Carozo y Narizota (se entiende). Aquí las medialunas vienen a formar un trío: café con leche con medialunas. Es fascinante, no hay mucho tríos que vivan en armonía. Combinan tan bien que pasaron a ser combo de menú. ¿En que bar no hay una promoción que lo confirme?
- CAFÉ CON LECHE CON 3 MEDIALUNAS --------- $ 6
Y apuren porque en cualquier momento se convierte en siete, la
inflación también ataca al desayuno y la merienda. ¿Cuántos Australes costaba un café con leche? Los Australes me traen la imagen de las cabinas de Entel, esas como huevitos. Y las fichas, ¿se acuerdan de las fichas de Entel? Estaba bueno el diseño, me gustaría tener una ahora. ¿Cuántos hombres se habrán sentado a tomar un café con leche con medialuna con una pilita de fichas esperando para llamarla?
Antes no existían los celulares, ninguna medialuna era interrumpida en su viaje final por una llamada inoportuna. De todas formas una persona sensata dejaría sonar el teléfono y continuaría con el ritual como si el que llama no existiera. Por otro lado también hay que admitir que si el teléfono está sonando descaradamente no se puede disfrutar del todo el bocado.
El café con leche con medialunas es un invento viejo, o más que invento, descubrimiento. ¿Cuándo se inventó? ¿Es un descubrimiento argentino? ¿Quién fue la primera persona es mojar un medialuna recién horneada, deliciosa, en un café con leche perfecto, espumoso, recién hecho, calentito y azucarado? ¿Quién fue el dichoso que por primera vez disfrutó de esta mágica combinación? ¿Por qué no nos dejó, como el conde de Sandwitch, un nombre?
Siempre hay un primero, y si hay un primero hay un último. ¿Quién será la última persona en meter la cuchara para recuperar esas migas que empatizaron de más con el café con leche? ¿Quién hará el último charquito en el plato rebalsando la taza con esa masa de carbohidratos embebidos en cafeína y lactosa? ¿Existirá el café con leche con medialunas en el futuro? Yo creo que habría que guardar la receta en una cápsula del tiempo junto a los planos de una máquina expresso y el código genético de la vaca.
Odio todos los sustitutos a la leche. La leche en polvo sólo sirve si uno está lejos de la civilización, como en un campamento o en el medio de la selva (una selva sin vacas). La leche de soja me da miedo y esos polvos siniestros inventados por Nestlé son directamente un veneno contra el sabor. Acá estamos hablando de buena leche. Leche que salió debidamente de una vaca, una madre. Una leche del campo, de molinos de viento e interminables alambrados.
Quiero medialunas suculentas (gigantes) entrando en tazas descomunales. Quiero que sea grotesco, pero a la vez lento y tierno (centímetro a centímetro). Quiero jugar con la anticipación de esa mordida inicial que despierta la bestia del placer que abre camino a los dioses de lo que se permite pero está prohibido.
- Café con leche con tres medialunas – le voy a decir a la chica que atiende, sin rodeos.
3 comentarios:
No te olvides del tostado con jamón y queso (sin bordes secos) con café con leche batido con mucha espuma.
Mojarlo y que esa crocantez desaparezca para morder el queso derretido q se estira.
Una combinación simple y muy difícil de igualar
me encantó leerlo y me dieron unas ganas... jaja salu2
bueno, no hay duda que se gana el primer premio el café con leche, ese que te saca las ganas, los antojos, el hambre, ....pero como todo en la vida hay gustos y si bien a mi me gusta nunca dejo de elegir la lágrima, con una charla, signos de interrogaciones, miradas perdidas, voces armónicas.ufff.y todo por una lágrima.
Publicar un comentario