Algo demasiado lindo.
Ya estaban en la cama, desnudos, entrelazados. El con los dedos ahí abajo y ella perdida en los besos, flotando. A el le gustaban las comisuras, ese mínimo instante donde empieza la boca y terminan los labios. A ella le gustaban las pausas, interrupciones milimétricas de respiración entrecortada. Gritaron los dos, y después lloraron, desconsolados. Habían encontrado algo demasiado lindo y temían no saber cuidarlo.
1 comentario:
Amigo, si querías saber como estaba, leete a vos mismo.
Asi voy estos últimos dias, asustada de perder lo hermoso.
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