Fotones muertos.
Todo esto va tan rápido que uno apenas si se anima a sacar la cabeza por la ventanilla para sentir el viento. Quién diría que aquellas tardes ingenuas de explorar recovecos del galpón de mi abuela se convertirían en estas noches de extrema complejidad. Me fui empapando de percepción y de pasillos internos y recovecos de realidades propias y compartidas. ¿Hasta dónde puede llegar? Tengo miedo de elegir el camino corto, o el largo que no lleva a ningún lado. La trampa igual está en no saber bien a dónde se supone que tiene que terminar la cosa. Ni siquiera estoy del todo seguro que termine cuando se funda a negro. Algunas veces las posibilidades se multiplican infinitas entre dos espejos de uno mismo. Otras veces la opción es una sola y está llena de tedio, reproches y arrepentimiento. ¿Hay que ir mirando para atrás o colgarse al frente como mascarón de proa? El tiempo es un un río y nosotros vamos en la corriente, las galaxias se desplazan persiguiéndose, atraídas al óvulo del universo. Basta con quedarse quieto para viajar al pasado, tiramos el ancla y nos llega la marea de recuerdos, de fotones que chocaron y se convirtieron en instantes eternos. La conciencia es una máquina de viajar en el tiempo, y me doy cuenta ahora, en este mismo momento, en el presente inmediato inexistente. Adelante, a unas cuatro brazadas bien clavadas en el río, está la semana que viene. Y si sigo remando llego a mi yo muerto y al señor cadáver flotando putrefacto, hinchado de bacterias vomitando oxígeno. Los fotones se adueñan de ese cuerpo decadente y lo imprimen en la estela de galaxias. De la explosión surge un nuevo nivel donde Dios es uno más y está sentado imaginando muñecas rusas dentro de muñecas rusas, desde los confines del átomo hasta la barrera definitiva de su propia imaginación.



2 comentarios:
vértigo.
Hace algunos años había una película argentina que decía algo así: “Uno no puede enfrentarse al infinito sin sentir vértido“. Nunca vi la película, pero cada vez que pienso en vértigo me acuerdo de eso. La mente es muy extraña. Me extraña araña.
Publicar un comentario